Os Deuses da tormenta e os gigantes da terra
Suspendem de repente o ódio da sua guerra
E pasmam. Pelo vale onde se ascende aos céus
Surge um silêncio, e vai, da névoa ondeando os véus,
Primeiro um movimento e depois um assombro.
Ladeiamo, ao durar, os medos, ombro a ombro,
E ao longe o rastro ruge em nuvens e clarões.
Em baixo, onde a terra é, o pastor gela, e a flauta
Cailhe, e em êxtase vê, à luz de mil trovôes,
O céu abrir o abismo à alma do Argonauta.
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Los Dioses de la tormenta y los gigantes de la tierra
Suspenden de repente el odio de su guerra
Y pasman. Por el valle donde se asciende a los cielos
Surge un silencio, y va, de niebla ondeando los velos,
Primero un movimiento y después un asombro.
Ladéanlo, mientras dura, los miedos, hombro a hombro,
Y a lo lejos el rastro ruge en nubes y centellas.
En bajo, donde la tierra es, el pastor hiela, y la flauta
Cáele, y en éxtasis ve, a la luz de mil truenos(*),
Al cielo abrir el abismo al alma del Argonauta.
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