Cuidas, índio, que cumpres, apertando
Teus infecundos, trabalhosos dias
Em feixes de hirta lenha,
Sem ilusão a vida.
A tua lenha é só peso que levas
Para onde não tens fogo que te aqueça,
Nem sofrem peso aos ombros
As sombras que seremos.
Para folgar não folgas; e, se leoas,
Antes legues o exemplo, que riquezas,
De como a vida basta
Curta, nem também dura.
Pouco usamos do pouco que mal temos.
A obra cansa, o ouro não é nosso.
De nós a mesma fama
Ri-se, que a não veremos
Quando, acabados pelas Parcas, formos,
Vultos solenes, de repente antigos,
E cada vez mais sombras,
Ao encontro fatal —
O barco escuro no soturno rio,
E os novos abraços da frieza estígia
E o regaço insaciável
Da pátria de Plutão.
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Cuidas, indio, que cumples, apretando
Tus infecundos, trabajosos días
En atados de áspera leña,
Sin ilusión de vida.
Tu leña es sólo peso que llevas
Para donde no tienes fuego que te caliente,
Ni sufren peso a los hombros
Las sombras que seremos.
Para holgar no huelgas; y, si leonas,
Antes legues el ejemplo, que riquezas,
De como la vida basta
Corta, ni también dura.
Poco usamos del poco mal que tenemos.
La obra cansan, el oro no es nuestro.
De nosotros la misma fama
Ríese, que no la veremos
Cuando, acabados por las Parcas, seremos,
Bultos solemnes, de repente antiguos,
Y cada vez más sombras,
Al encuentro fatal —
El barco oscuro en el soturno río,
Y los nuevos abrazos de la frialdad estigia
Y el regazo insaciable
De la patria de Plutón.
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